EL DEBUT DE FÉLIX ARRIBAS -BATERÍA DE LOS PEKENIKES Y LOS BRINCOS- COMO ESCRITOR
Hace ahora tres años, Félix Arribas debutaba como escritor publicando su primera novela "Vida gris". Félix, es un personaje sobradamente conocido y respetado en el mundo de la música como compositor, arreglista, productor, técnico de sonido, etc., pero sobre todo como baterista, ya que es uno de los mejores percusionistas del rock&pop en España desde la época de oro madrileña. Actualmente toca en Los Pekenikes -en las esporádicas apariciones del histórico grupo- y también en Robin Hood y en Los Brincos junto a otros grandes y veteranos músicos.
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Félix Arribas en la presentación de su libro en la sala Clamores, con su sobrino Carlos Moreno "El Pulpo". |
Félix nos sorprendió con su primera obra literaria, “Vida gris” publicada por Editorial Atlantis. Una de esas novelas que se leen de un tirón porque el lector queda atrapado en las vivencias del protagonista, un personaje que Félix califica de “gris” pero que te deja absorto con su particular forma de ver la vida. Disfruté mucho con su lectura y conservo el libro con afecto pues además, Félix me hizo una bonita dedicatoria.
Al acto de presentación, en la Sala Clamores, asistió la flor y nata de la música sesentera, así como periodistas, locutores y diversos personajes del mundillo musical.
No me extrañaría que Félix nos volviese a sorprender a no mucho tardar, con otro libro o, quien sabe, con esa otra afición que todavía el músico mantiene inédita y que es el dibujo, la pintura. ¡No te hagas de rogar, Félix!
Al acto de presentación, en la Sala Clamores, asistió la flor y nata de la música sesentera, así como periodistas, locutores y diversos personajes del mundillo musical.
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Félix Arribas y Pepe Machado ante el fotocall del 60 Aniversario de Los Pekenikes. Un concierto histórico e inolvidable. |
No me extrañaría que Félix nos volviese a sorprender a no mucho tardar, con otro libro o, quien sabe, con esa otra afición que todavía el músico mantiene inédita y que es el dibujo, la pintura. ¡No te hagas de rogar, Félix!
Por Pepe Machado