lunes, 11 de septiembre de 2023

11-S: El día que cambió el mundo:
El atentado contra el Pentágono y las Torres Gemelas cumple 22 años


Es innegable que Nueva York sigue estremeciéndose cada vez que recuerda el ataque del 11-S y las cerca de 3.000 personas que fallecieron hace dos décadas, pero la ciudad también ha sabido mirar hacia el futuro y reconstruirse casi por completo después del atentado terrorista contra las Torres Gemelas del World Trade Center y el Pentágono que cambió el mundo. 


El dolor que aún suscitan los recuerdos de aquel 11 de septiembre de 2001 contrasta con la realidad de un energético Nueva York que ha ido reinventándose año tras año y dejando atrás el peor momento de su historia.
Uno de los primeros cambios que implementó la ciudad tras el ataque fueron las estrictas medidas de seguridad, que perduran dos décadas después tanto en los aledaños de la zona cero como en los medios de transporte neoyorquinos.
La plaza en la que ahora se encuentra el homenaje a las víctimas está rodeada de puestos de policía, bolardos, barreras metálicas, y, en algunas zonas, señales que indican la prohibición de la presencia de peatones, una muestra inequívoca de la profunda preocupación ante la eventualidad de otro ataque terrorista de gran dimensión. 

 
Si ves algo, di algo”  

 
En el transporte público de Nueva York, la campaña "If you see something", say something (Si ves algo, di algo) recuerda constantemente a los pasajeros que alerten a las autoridades ante cualquier paquete o bolsa abandonada.
La frase nació el 12 de septiembre de 2001 y fue adoptada por la Autoridad Metropolitana de Transporte unos meses después, y desde entonces supone una fuente de ansiedad para los transeúntes, a los que se recuerda incesantemente el peligro de un atentado contra la ciudad. Para el director del Centro Nacional de Preparación de Desastres de la Universidad de Columbia, Jeff Schlegelmilch, se trata de una campaña que ha sido efectiva, evitando por ejemplo un atentado con coche bomba en el concurrido Times Square en 2010.
«Aun así, nos estaríamos engañando a nosotros mismos si pensáramos que algo como el 11-S no puede volver a suceder», advirtió Schlegelmilch.
Todavía más visible dos décadas más tarde es, contra todo pronóstico, la proliferación de rascacielos pese a que ese tipo de estructuras resultaron ser su talón de Aquiles.

«La opinión casi universal de comentaristas y expertos era que nunca habría otro rascacielos, que a la gente le daría demasiado miedo trabajar en ellos, vivir en ellos. Que a los bancos les daría miedo prestar dinero para ese tipo de proyectos», contó la fundadora y directora del Museo del Rascacielos, Carol Willis.
Nada más lejos de la realidad, porque como comentó Willis, estos edificios se han multiplicado en Oriente Medio, China y el Sudeste Asiático, y también en la Gran Manzana. Helen Cook desde Nueva York  

 



En la foto, la Torre de la Libertad, 1.776 pies, la Freedom Tower, (541 metros). Como era de esperar, no está elegida al azar ya que coincide con la fecha de la independencia de los Estado Unidos (4 de julio de 1776). Además, otra medida interesante es la de la azotea del edificio, situada a 417 metros de altitud, la altura exacta de las antiguas Torres Gemelas.
Con estas dimensiones, la Freedom Tower es el edificio más alto de Nueva York, por encima del Edificio Empire State con 381 metros de altura, y también el séptimo más alto del mundo